viernes, 6 de julio de 2012

Cuarto Capítulo {Búsqueda de Sentimientos}


Bueno, pasaron unos días y a pesar de que Ran no haya vuelto a hablar con Shiho, si le había quedado algo claro sobre ella: No era una persona mala del todo.

El relato de Shiho fue rápido. Shiho había tenido un novio en primer año de preparatoria, al cual quería mucho, y éste estaba en primer año de universidad. Un día discutieron, justamente coincidía en el cumpleaños de Shiho, y la razón del enojo fue porque su novio no iba a ir a su fiesta, excusándose diciendo que debía ir a trabajar, cuando el verdadero motivo era que él estaba trabajando para darle una joya muy cara a Shiho. En su discusión telefónica, el novio de Shiho, llamado Mitsukuni, iba conduciendo en su moto, y cuando se distrajo un poco, él ya estaba volando por los aires, pues un camión lo había arrollado.

Ese día, Shiho llegó al hospital muy preocupada, y casi en un colapso nervioso. El joven que lo llevó al hospital, le dijo que él iba hablando por teléfono, mientras conducía, y que junto a otro descuidado conductor, había provocado el accidente. El joven le dio a Shiho una cajita muy elegante forrado en terciopelo dorado, que traía un brazalete que tenía marcado: “Mi ángel” Eso provocó finalmente el colapso de nervios en Shiho, pues, según ella misma, ella fue la culpable del accidente de su amado novio Mitsukuni, y pocos días después, su muerte.

Esa historia fue trágica, e incluso Ran que era completamente una extraña para ambos se conmovió hasta el punto de que sus ojos se empapasen de lágrimas. Ran comprendió que Shiho solo quería a una persona que estuviese siempre con ella, pero… ¿por qué Shinichi? ¿Por qué…?

-Oye Ran, ¿supiste la última?- le preguntó Kazuha, sacándola abruptamente de sus pensamientos. Ella se mostraba bastante excitada con lo que le quería decir a Ran, y le llamaba la atención.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Ran ingenuamente, como siempre.

-Mi primito me ha confesado que se sentía algo atraído a Aoko, pero resulta que Makoto también anda a la siga de ella, y aunque Kaito no lo quiera admitir, también está atraído hacia Aoko.

-¿Aoko, enserio?- exclamó Ran sorprendida. –Wow… quién lo diría, bueno… Aoko es muy linda.

-Si, pero… ¿quién crees que se vaya a quedar con ella?- preguntó Kazuha, bastante intrigada.

-¿De quién hablan chicas?- preguntaron Aoko y Sonoko a la vez, quienes cargaban sus almuerzos delante de ellas.

-¡De nadie!- exclamaron Ran y Kazuha, y al instante llegó Hakuba, junto a Shinichi y Shiho.

-¿Qué hacen chicas?- preguntó Kudo, sentándose a un lado de Ran.

-Nada, solo discutíamos los planes para…

-¿Para…?

-Para ir al centro de diversiones de Osaka.- finalizó Kazuha, ayudándole a Ran para contestar.

-Exacto, hace mucho tiempo no vamos y encima Heiji tiene familiares allí, ¿No? Podríamos pedirle que nos den alojamiento y nosotros les pagamos.

-Ran… ¡es una excelente idea!- exclamó Shinichi.

El grupo de amigos estaba discutiendo sus planes que podrían realizar un día, bastante acalorados todos. Mientras que Kaito había faltado ese día a la escuela por un control médico, y Heiji estaba haciendo el aseo en su salón de clases. Makoto estaba dando las clases de Karate, que antes era papel de Ran, pero… hace unos dos meses atrás más o menos, ella le había dado la tutoría de una forma pacífica y sin rencor, pues iba a preocuparse de otras cosas.

A la hora de salir, Heiji y Aoko se encontraron en la salida, y ambos se fueron juntos hasta sus casas, pues quedaban en frente una de la otra. Entonces llegó Hakuba, quien estaba bastante agitado luego de correr detrás de ellos por toda la preparatoria. Heiji le miró sorprendido mientras que Aoko le sonreía de una forma dulce.

-¡Chicos! ¿Me puedo ir con ustedes?- preguntó de una forma bastante susceptible.

-Seguro…- les respondieron ambos chicos.

El trio se quedó hablando por un largo rato, y Saguru parecía llevarse de maravillas con Aoko, lo que fue bastante obvio como para hacer que Heiji decidiera tomar otro camino, y dejar a la futura feliz pareja solos. Ni uno de los dos se había dado cuenta hasta haber llegado al hogar de Aoko, donde se despedirían al fin.

-Bueno, creo que hasta aquí ha llegado nuestro viaje juntos.- recitó Aoko, algo sonrojada, a un lado de la puerta de su departamento.

-Eso creo…- dijo Saguru, algo nervioso.

-Bueno, nos vemos.- dijo Aoko, abriendo la puerta de su casa, pero fue en ese momento en que Saguru la detuvo, lo que provocó que Aoko le mirara extrañada.

-Me gustas.- le dijo Saguru a Aoko, sorprendiéndola, pues nunca nadie le había dicho en toda su vida, y todo esto era nuevo para ella.

El momento era perfecto para un beso entre ambos, igual como una película de amor, pero el padre de Aoko, quien estaba ebrio, abrió la puerta, y los sorprendió a ambos en una escena donde muy bien concordaba con el dicho: “tres son multitud” Puede que él haya estado ebrio, como de costumbre, pero no estaba lo suficientemente ebrio como para notar que ese nuevo chico quería aprovecharse de la inocencia de su hija. Inmediatamente, él le ordenó a Saguru que se fuera de allí, apunto de sacar la “supuesta escopeta” pero entonces Hakuba se fue de inmediato, despidiéndose rápido de Aoko.

Al día siguiente, una situación similar había sucedido, tanto como en irse con ella y Heiji a casa, perderlo en el camino, llegar al departamento de Aoko, y confesarle su amor, solo que esa vez fue con alguien distinto, Makoto Kyogoku, y el desenlace no fue el mismo, pues, cuando estaban nariz con nariz, el padre de Aoko interrumpió la escena y mandó a volar al joven moreno que quería robarle la inocencia de su hija.
La situación era extraña, ¿por qué ambos chicos se habían declarado a ella? Aoko reflexionó, pero siempre pensó que a Makoto le gustaba Sonoko y que a Hakuba le gustaba otra chica, a pesar de no conocerla. Pero bueno… el mundo sorprendía a veces con sus situaciones irónicas.

Sin embargo, lo que Aoko jamás pensó fue que al día siguiente seguirían las sorpresas, pero no con los otros dos chicos, sino más bien con Kaito, y no una declaración de amor del todo. Ese día, Aoko había ido un poco más linda que los otros días, y es que se había planchado el cabello y usado un poco de delineador, y entonces entró al salón, se sentó en su puesto junto a Heiji, y luego de haber ido a saludar a Kazuha, entró Kaito en un estado de cólera inmenso, buscando a una sola persona: Aoko Nakamori.

Kaito la arrastró fuera del salón de clases, y Aoko no entendía nada de lo que sucedía, así que estaba algo asustada, pues era la primera vez que veía a Kaito tan enfadado. Se detuvieron hasta el cuarto de limpieza, que era lo suficientemente pequeño como para que Aoko sintiera la respiración de Kaito a un palmo de distancia.

-¿Qué sucede?- preguntó Aoko ingenuamente, mirando a Kaito muy confundida.

-No te hagas la tonta, que sabes bien lo que pasó.- dijo Kaito. –Hakuba y Kyogoku están enamorados de ti, hace poco me enteré que ambos intentaron besarte y encima se te declararon, y tú… ¡no hiciste nada!

-¿Y qué se suponía que debía hacer? ¿Acaso debía espantarlos y decirles que yo quería a otra persona?

-Oh… así que encima estás enamorada de otra persona. ¡Muy bien Aoko! Cada vez me sorprendes más. La chica más dulce e ingenua de la preparatoria es una rompe corazones, seductora y claro… ¡un personaje que se cree Shota, que desata en los chicos mucho Moé! (P.D: Shota es un personaje tierno, que enamora a muchas chicas y chicos por sus encantos de niña pequeña. Y moé es casi lo mismo, solo que desata el incontrolable deseo de atracción y la protección de éste personaje)

-Tú no entiendes nada, Kaito… déjame en paz.- le pidió ella, ya incómoda con la situación que se vivía, y por un lado, triste de que Kaito la considerase por poco una cualquiera.

-Entonces explícame.- le exigió él, enrollando sus brazos a la altura de su pecho, muy serio.

-Tú deberías darte cuenta por ti solo, Kaito, si rechacé a todos los chicos, fue por una razón, y tú lo deberás averiguar.- y así concluyó su conversación, donde Aoko ahora era la enojada, y Kaito el arrepentido y a la vez, confundido, pues ahora debía averiguar la razón de por qué Aoko los rechazó a ambos.

Bueno, mientras Aoko y Kaito se peleaban como el perro y el gato, literalmente, otra persona había conocido a cierta persona muy interesante. Parecía haber sido el 7 de diciembre, cuando Ran yacía hablando con Sonoko en el pasillo, cuando de repente tropezó con alguien que al parecer estaba muy agitado sosteniendo unos cuantos libros. Cuando Ran pudo verle la cara al causante de su caída, sintió como chispas volaban en el lugar. El hombre, parecía no tener más allá de los 23 años, y al parecer era un profesor aprendiz.

-Lo lamento, ¿te encuentras bien?- fue lo primero que le preguntó el joven, mientras ayudaba a Ran para levantarse.

-Si, no te preocupes. ¿Cómo te llamas?- le preguntó Ran como toda una niña pequeña que quería un poco de adrenalina y aventura en su vida, con una sonrisa amigable en su rostro.

-Me llamo Araide Tomoaki y soy el nuevo profesor de historia y geografía de la preparatoria. Así que te pediría que por favor me tratases de usted, como los demás alumnos. Sin embargo, puedes contar conmigo para cualquier cosa.

-Oh…-  exclamó sonrojada. –Gracias, y perdón. Yo me llamo Ran Mouri, y me debo ir. Con permiso.- Ran no tenía prisa en realidad, era solo que la vergüenza de haber tuteado al nuevo profesor de una materia tan aburrida, le había provocado sentirse como una estúpida.

-No te preocupes, y nos vemos en clases, señorita Mouri. Cuenta conmigo si necesitas ayuda de cualquier tipo.- le dijo sonriendo, y así, se marchaba con bastante prisa.

-Wow Ran… si que te dejó loca…- se incluyó Sonoko, luego de un largo rato sin haber notado su presencia.

-Es que él… wow… es muy guapo.

-Podrías conquistarlo, eso también te serviría para olvidar de una vez por todas a Shinichi.

-¿A quién?- preguntó Ran aún atontada.

-Así me gusta amiga.- exclamó Sonoko entre risas, y feliz, pues tenía un buen presentimiento de este nuevo profesor.

Era un 11 de diciembre cuando Kazuha y Heiji fueron citados por sus padres para hablar un tema “muy importante” que por sobre todo, los incluía a ambos. Cuando ambos muchachos llegaron hasta la azotea del edificio de donde los habían citado, se saludaron formalmente, mientras que de a poco una confortante conversación se apoderaba de la atmosfera. Kazuha no tenía idea de por qué habían sido citados, mientras que Heiji si sospechaba de algo, pero esperaba con ansias que no fuera lo que él estaba pensando.

Pero fue entonces cuando los padres de ambos llegaron de una forma muy fría. Solo tres palabras salieron de la boca de Heiji: “Se van a casar” y antes de que uno de los dos haya podido decir algo en su defensa, ambos padres ya se habían marchado y dejado encerrados allí en la azotea. Al menos había un gran banquete, pensó Kazuha, que moría de hambre pues no había comido nada desde su almuerzo del día de ayer.

-Esto es inconcebible, ¿cómo es eso que de repente deciden que nos tenemos que casar?- se preguntaba Heiji en voz alta, ignorando por completo a Kazuha, mientras daba vueltas una y otra vez frente a ésta, en una postura bastante confundida e irritada.

Kazuha pensaba decir algo, pero le daba miedo la actitud de Heiji, así que prefirió guardarse cualquier opinión para sí misma.

-¿Y tú qué Kazuha? ¿Estás de acuerdo con este matrimonio arreglado?

-Yo solo debo hacer lo que mi padre ordene.- dijo Kazuha, en un tono servicial.

-Pero, tú… yo…

-Hagamos un trato.- Kazuha se levantó de la silla donde estaba sentada, y miró firme a Heiji, quien le miraba atento. –Digámosles a nuestros padres que nos den de plazo un año, si nos enamoramos, entonces nos casamos, y si no…

-Haremos cualquier cosa para ellos, excepto casarnos.

-¿Es un trato?- preguntó Kazuha, elevando su mano para hacer el trato.

-Es un trato.

Ambos chicos no sabían realmente lo que implicaba casarse, pero de cierta forma, había un dejo de felicidad en ambos. Heiji por un lado estaba molesto, pero no por el hecho que deba casarse con Kazuha, sino más bien por el hecho que lo hayan tenido que obligar a ello. Y Kazuha estaba tranquila, ella siempre obedeció a su padre, así que era incapaz de decir o sentir como si le molestara o le agrada el acuerdo que ambos padres habían hecho para sus hijos. Kazuha pensaba que Heiji no recordaba que en el pre escolar eran muy buenos amigos, pero de un día para otro, todo había cambiado entre ellos. Heiji también pensaba lo mismo que Kazuha, y él tampoco entendía por qué su amistad se había terminado más rápido de lo que cantaba un gallo, y no importaba cuánto forzara su mente para recordarlo, él no lo lograba.

-Quizá no es el momento más adecuado para decirlo, pero… me alegra que volvamos a pasar tiempo juntos como lo era antes de terminar nuestra amistad.- dijo Kazuha sonriendo muy alegre.

Algo en el interior de Heiji le hizo derretir su cubierta de orgullo, y sentir algo más que un simple momento agradable con Kazuha, no, él estaba sintiendo algo por ella, pero era demasiado rápido para ello, y aunque habían un montón de cosas que Heiji quería decir pero él mismo reprimía, solo fue capaz de decir. –Gracias… - y aunque fue bastante simple, hizo muy a felices a ambos, que aún tenían mucho por vivir en ese año, y hacía a sus vidas depender de un hilo con los sentimientos que ellos sintiesen a partir de ese momento.

domingo, 8 de abril de 2012

Tercer Capitulo {Un cambio en el interior de Ran}


-Ps… oye Kaito… Kaito… ¡Kaito!- le gritó Ran, sacándolo de sus pensamientos.

-¿Eh…? ¿Qué pasa Ran?- preguntó Kaito, apenado mirando a su amiga.

-¿Qué te sucedió hoy? Estás muy… distraído.

-Es que…

-¡Silencio!- gritó el maestro, quien estaba detrás de ambos.

-Luego te digo Ran…

Había terminado el penúltimo período, y era hora de almorzar. Los chicos se reunirían ahí en unos cuantos momentos, pero algo andaba mal… no se sabía nada de Kazuha y Heiji ni tampoco de Aoko y Makoto. Ran, Saguru, Kaito y Sonoko se reunieron en la mesa a intercambiar ideas sobre su paradero, pero parecía que nada nuevo podía surgir. Sin embargo, Ran se encontraba alegre en cierto modo, por dos motivos: Uno, porque “todos” se habían reunido; y dos, porque era la primera vez que Kaito se notaba tan preocupado por Aoko.

-Muy bien chicos, entiendo que todos estemos preocupados por nuestros amigos, pero… ¿por qué Sonoko también lo está?- preguntó Ran, confundida y dichosa por querer escuchar la respuesta de su amiga, Sonoko.

-Pff… ¿no es obvio? Quiero saber cómo están mis amigos.- respondió ella, en un tono casi sospechoso.

-Que yo sepa… no te llevabas de maravillas con Aoko, que digamos. Con Kazuha no eres amiga, de hecho no se llevan para nada, y “odias” a Makoto por haberte insultado.- habló Ran, haciendo énfasis en sus últimas palabras. Inmediatamente terminó  poniendo una sonrisa traviesa. –Vamos Sonoko… confiesa que realmente solo quieres saber de Makoto.

-¡Eso es mentira!- gritó Sonoko, perturbada en su defensa. –Heiji es mi amigo, y Makoto es un… llorón…- contestó ella, intentando mostrarse segura de sí misma.

-Chicas, luego pelean si… de Aoko y Kazuha no hay rastro y eso me preocupa. Debemos averiguar en dónde están.- habló Saguru por primera vez.

-Es verdad, vamos…- dijo Kaito, incorporándose.

-Eh… ¿y si Shinichi sabe algo sobre ellos?- preguntó Sonoko.

-¿Shinichi? Pff… ese idiota solo se preocupa de Shiho, de nadie más.- dijo Ran, en tono de burla, abrazando su propia cintura, disgustada.

Fue entonces cuando Ran sintió como alguien tocía detrás de ella. Ran volteó a ver lentamente por temor a encontrarse con quien ella quería ver más que a nada en el mundo, pero que a la vez era lo invertido. Pero así pasó.
 La atmosfera se tornó tensa, y Kaito podía percibir el derrumbe que podría estar apunto de ocurrirle a Ran. Debía proteger a su amiga hasta el final, antes de que algo malo pudiese pasar.

-¿Qué haces aquí, Kudo?- le preguntó Kaito a Shinichi sin rodeo.

-Vinimos a preguntarles si sabían algo de Aoko o Heiji, pero veo que están igual o más perdidos que nosotros acerca de su paradero.

-Así es.- contestó Ran, de una forma tan fría que daba hasta miedo.

-Bueno… yo lo último que supe de Aoko era que Makoto ayer la había ido a dejar a su casa en su motocicleta.- dijo Kaito, recordando lo sucedido el día de ayer.
-Y yo recuerdo que en clases, Heiji me dijo que saldría con su padre, el padre de Kazuha y ella misma a cenar juntos.- dijo Shinichi, muy pensativo.

-Creo que los cuatro podrían estar juntos.- dijo Shiho, incorporándose.

Ran miró por primera vez bien a Shiho, y se notaba en su rostro, un dejo de tristeza muy grande. Seguramente su vida estaba llena de soledad y buscó a Shinichi para llenar ese vacío, pensó Ran, pero le había quitado lo más valioso de su vida. No importaba lo que le había sucedido, ella le robó lo que más apreciaba en la vida, y la seguiría odiando por eso, aunque ella no era conocida por odiar, sino por su agradable personalidad.

-No lo creo… Heiji no era muy buen amigo de Makoto.- dijo Shinichi.

-Pero… Makoto estaba colado por Aoko, y ella es la mejor amiga de Heiji. Es muy probable que Aoko y Heiji se hayan juntado, y que Makoto y Kazuha los estén acompañando.- dijo Ran, contrariando a Shinichi.

-¡¿Qué Makoto está detrás de Aoko?!- gritaron todos sorprendidos.

-No lo puedo creer… esa Aoko se las verá conmigo.- dijo Sonoko, apresurándose en hablar y salir en busca de Aoko.

-Espera Sonoko…- le pidió gritó Ran a su amiga, saliendo todos a la siga de Sonoko. Sin embargo, alguien había detenido a Ran del brazo, alguien muy fuerte, al parecer.

-Ran… ¿es verdad que Makoto anda detrás de Aoko?- preguntó Saguru, preocupado.

-Pues… esos son los rumores, y me he fijado mucho en cómo Makoto mira a Aoko, pero… también mira de una forma sospechosa a Sonoko.- le confesó Ran. –Oh… pero no te preocupes, a Aoko le gusta otro.- le dijo finalmente, guiñándole el ojo y saliendo junto a los demás. Segundos después, Saguru hizo lo mismo y salió en busca de Aoko.

Los chicos se habían dividido para encontrar a sus amigos. Y sin embargo el ambiente seguía constituido por una clase de remordimiento, muy grande, por parte de Ran y de Kaito.
A pesar de todas las cosas, y que todos hayan tenido razones por querer encontrar a los cuatro muchachos, la que más sorprendía era Sonoko, que no era muy cercana a Heiji, con Aoko casi ni hablaba, Kazuha era alguien poco interesante para ella, y ella misma había dicho que odiaba a Makoto. Sonoko creyó que le había persuadido, pero Ran sabía muy bien por qué Sonoko quería encontrarlos.

Finalmente los chicos encontraron a los desaparecidos, pero en distintos lugares. El primer grupo, quienes estaban: Saguru, Sonoko y Kaito encontraron a Makoto y a Aoko en el hospital, mientras que el segundo grupo formado por Shinichi, Ran y Shiho encontraron a Heiji y a Kazuha comiendo en el mismo restaurante donde trabajaba Aoko.

-¿Qué hacen aquí?- les preguntó Saguru a Aoko y a Makoto.

-¿Si y por qué no fueron a la preparatoria?- preguntó Kaito, incorporándose al interrogatorio.

-Bueno de hecho yo…

-¡A nadie le importa! Quiero saber por qué me dejaste sola, infeliz.- le gritó Sonoko furiosa a Makoto.

Todos miraban con confusión aquella escena, por las comodidades que Sonoko usaba en gritarle de aquella forma a Makoto, sin una sola arruga sobre su rostro.

-¿Acaso querías que fuera a la preparatoria?- preguntó Makoto, con una sonrisa burlesca.

-Pues obvio que si… eres el instructor de las clases de Karate de la preparatoria, y… ¡faltaste a la primera lección!- le gritó aún más fuerte.

-¡Bien pero no grites que pareces una loca!- le gritó él también.

-¡¿Cómo te atreves a callarme?!- le siguió gritando hasta que Makoto caminaba lejos de ella, y ésta le seguía aún gritándole.
-Así que… ¿cómo han estado?- preguntó Aoko, con una sonrisa ingenua sobre su rostro, levantándose del asiento donde estaba sentada para hablar mejor con Saguru y Kaito.

-¡Preocupados!- le gritó Kaito, enojado –Te hemos estado buscando por todas partes, durante todo el mísero día para encontrarte aquí junto a Makoto. Y por cierto… ¿qué hacías con él?- preguntó el un tono sobre protector, muy celoso por lo demás.

-Lamento que les hayamos hecho perder tiempo, pero en cuanto llegué hoy en la mañana me lo encontré y lo vi muy mal, así que decidí acompañarlo al hospital, y henos aquí. Además, Kaito no tienes por qué ponerte celoso, ayer te dije que no me atraía Kyogoku.

-¡Qué no estoy celoso, maldita sea!- gritó nuevamente exaltado.

-Me alegra mucho que estés bien Aoko, me preocupaste mucho, pensé que pudo haberte pasado algo malo.- dijo Saguru, poniéndose delante de Kaito, hablando en un tono muy tierno.

-Aw qué tierno que eres Saguru.- contestó Aoko, muy agradecida. –Estoy muy bien, gracias por preocuparte por mí.

-Qué rabia me dan ustedes dos.- siguió Kaito reclamando, caminando lejos de ambos hasta que ya no los pudo oír más.

Saguru y Aoko por su parte, se miraron de una forma muy comprometedora hasta que volvieron Makoto y Sonoko, quienes se miraban con desprecio. –Bueno… vamos a buscar a los chicos, deben estar preocupados.- dijo Sonoko.

-Tienes razón, vamos.- concordó Saguru, haciéndole caso a su compañera de preparatoria.

En el restaurante, Ran había observado desde la ventana como Heiji y Kazuha comían y hablaban fluidamente, tanto que llegó a darle nostalgia a Ran, por los viejos tiempos donde solía ser la mejor amiga de Shinichi, y él el mejor amigo de ella. No, se dijo Ran a sí misma, no iba a interrumpir ese hermoso momento de ambos.

-Chicos… ellos parecen disfrutar de su compañía, y está más que claro que están bien, ¿por qué no nos vamos y mañana les preguntamos que sucedió?- preguntó Ran, muy alegre.

-Ehmmm…. Muy bien, mañana sabremos de las mismas bocas de Heiji y Kazuha por qué faltaron a clases hoy. Vamos a buscar a los demás, seguramente ya encontraron a Aoko y a Makoto.- ordenó Shinichi, devolviéndole una sonrisa a Ran muy reconfortante.

Sin embargo la alegría de Ran duró muy poco ya que en cuanto Shinichi tomó la delantera en el paso, Shiho corrió hasta él y se sostuvo de su brazo para caminar juntos por las veredas. Eso abrió un poco más la herida en el corazón de Ran, pero eso ya no importaba ya que lo importante era la felicidad de Shinichi.

El grupo completo de los chicos se reunió por casualidad en la plaza que quedaba frente del departamento donde vivía Ran. Todos hablaban acalorados con los otros, y Ran reía por dentro al notar los celos de Kaito hacia Aoko por estar bastante cerca de Makoto y Hakuba. Por su parte, Sonoko y Makoto no dejaban de discutir, y Shinichi estaba preocupado por hablar con Saguru, quienes habían establecido una amistad muy buena las últimas semanas.

Pero algo andaba mal, en cuanto Ran dirigió la mirada para buscar a Shiho, se dio cuenta que se había ido pero que caminaba hasta doblar la esquina. Sigilosamente Ran se salió del círculo de sus amigos y fue hasta donde estaba Shiho. Su sorpresa aumentó cuando la vio llorar y su estado parecía pésimo. ¿Qué había pasado? Se preguntó Ran a sí misma, hace un momento Ran la notaba muy cómoda al lado de Shinichi, pero se notaba destrozada en su interior.

-Shiho…- susurró Ran, luego de que haya tocado el hombro y haya reaccionado de una forma violenta y a la vez frágil.

-¿Qué haces aquí Mouri? Shinichi está sin mí ahora, ¿qué esperas para recuperar a tu tan preciado amigo?- le preguntó molesta, mientras seguían brotando lagrimas en sus ojos.

-Cuando Shinichi y yo retomemos nuestra amistad quiero que sea porque ambos queramos, no porque se dio una oportunidad inequívoca para “robártelo”- le contestó ella, haciendo énfasis en las últimas palabras. –Vamos Shiho, contesta, ¿qué pasó? ¿Acaso te hicieron algo? ¿Te molestó alguna actitud de los chicos o la mía? Dímelo.- le ordenó.

-¿Por qué te preocupo? Deberías odiarme por ser quien te robo a tu mejor amigo y a la persona quien más amas en el mundo.

-Porque yo no me guio por el odio ni por rencor ni el remordimiento, Shiho.

Sin tardar mucho, Shiho se había derrumbado sobre Ran, abrazándola tan fuerte que casi le asfixiaba. Ran le correspondió el abrazo, por varios minutos permanecieron de esa forma, hasta que se sentaron en una escala que estaba detrás de ellas. Shiho sollozaba pero Ran le prestó uno de sus pañuelos para que secase sus lágrimas.

-Puedes confiar en mí, Shiho, independientemente de lo que pienses de mí, no soy como tú piensas.- le aseguró Ran a Shiho, haciéndola vulnerable en el momento.

-Es solo que… ver la forma en que todos están enamorados entre sí, me hizo recordar a…

-¿Un viejo amor?- preguntó Ran inocentemente.

-Él fue algo mucho más que un simple amor para mí Ran…- terminó la oración con aquellas palabras, antes que volviese a derrumbarse. Al fin Ran entendió que Shiho no era una persona mala como ella pensaba.

martes, 28 de febrero de 2012

Segundo Capítulo {Enredo de Amor}


-Ran, espera por favor.- le rogaba Shinichi, muy triste.

-No quiero verte Kudo, quiero que te vayas.- le gritaba Ran, desde el baño de mujeres.

La historia había empezado así: Ran, literalmente, se derrumbó en cuanto vio a Shiho con Shinichi en el mismo restaurante que ella, cuando le había dicho que estaría lo suficientemente ocupado como para cancelar la típica cita que tenían los jueves desde que ambos tenían 12 años. Shinichi había roto la tradición, y con ello, el corazón de Ran.

En cuanto Shinichi se había dado cuenta de la presencia de Ran en el mismo restaurante que él, no dudó en ir corriendo tras ella, porque sabía que podía causar una escena ahí mismo. Ran corrió al baño, y se encerró ahí sola, aprovechando para poder llorar en paz. Pero Shinichi no dejaba de rogar que saliera de ahí dentro, para aclararle la situación.

-Por favor Ran.

-¡Rompiste la tradición, rompiste la tradición!- gritaba ella incesablemente.

-Ran…- susurró él, muy triste, sintiéndose muy mal por haberle causado tanto mal a la que se suponía que era su mejor amiga.

-Vete de aquí, Kudo.- apareció finalmente Kuroba, en una postura defensiva. –Ya viste ya que no haces falta aquí. Vete.- le volvió a repetir, cortantemente.

Shinichi naturalmente, no hubiese permitido que alguien lo hubiese tratado así, sobre todo si se trataba de Kaito Kuroba, pero esta vez, él era el culpable. Había herido a su mejor amiga, y se sentía de lo peor. Shinichi miró por última vez de reojo la puerta del baño, y tomó de la mano a Shiho, saliendo del restaurante.

Mientras que Ran seguía llorando desconsoladamente, veía a través de una pequeña ventana a Shinichi y a Shiho, saliendo del restaurante, tomados de la mano. Esa fue la gota que rebalsaba el vaso. ¿De qué había servido esperar tanto tiempo por él, si en verdad él nunca la querría? Se sentía horrible, no simplemente por el hecho de que estuviese con otra mujer, sino más bien por el hecho que le haya mentido.

Horas más tarde, Ran y Kazuha habían ido a la casa de la última a quedarse hasta mañana. Kaito se había quedado con ella bastante rato, pero decidió volver a casa para que pudiese pensar mejor las cosas. Se había portado excelente con ella. Heiji, a pesar de ser el mejor amigo de Shinichi, le había decepcionado el hecho de que le haya mentido a su buena amiga Ran, pero suponía que esa pelea no podía durar por mucho, así que también se fue al rato después con su padre.

Kazuha y Ran ya estaban en pijama, comiendo pizza, pasando las penas juntas, viendo TV. Kazuha había sido incondicional con ella, y no estaba dispuesta a dejar a su amiga sola en ese estado.

-Ese Shinichi, me las pagará…- resoplaba Kazuha, amarga.

-Ya no me importa. Que haga lo que quiera.- respondió ella, sin sentimiento alguno. Llamándole la atención a Kazuha.

-Wow… debió haberte decepcionado mucho como para que no te importe lo que te pase con él. Si antes te desvelabas por saber como estaba.- decía Kazuha, incómoda por la situación.

-Si, lo hizo.- repuso Ran. –Pero si él quiere estar con ella, que lo esté. Ya no quiero sufrir más por ese chico.

-Ran…- le miraba Kazuha, desolada.

-Es la verdad, Kazuha.- contestó ella, dándole la espalda a Kazuha, para esconder su profundo dolor. El profundo dolor de saber que las cosas entre ella y Shinichi estaban cambiando.

Al día después en la secundaria, Ran no se había molestado en ir a buscar a Shinichi, sentía que podía estar muy arrastrada con alguien que no lo merecía. Había pasado la mayoría del día con Kaito, quien se había encargado de hacerla reír por bastante rato. Ella sabía los sentimientos de él hacia ella, sin embargo, las ignoraba, porque no quería echar a perder esa buena amistad que ambos compartían.

No tenía cabeza para nada, lo que había pasado anoche aún lo sentía como una espantosa pesadilla. Ran no podía obligarle a Shinichi para quererla, pero ya había llegado a un punto desesperado donde cada segundo era como un delirio. Era hora del almuerzo, y Ran había clavado varias veces la mirada sobre la mesa de Shinichi, quien se veía muy alegre en compañía de Shiho. Pero algo había de raro: Aoko, Heiji y Makoto no estaban en la mesa. Solo estaban Shinichi con Shiho ¿qué estaría pasando?

Saguru se había sentado en otra mesa, junto a sus compañeros del salón; Ran, estaba sentada con los mismos de siempre: Sonoko, Kaito y Kazuha. Pero el ambiente estaba muy tenso.

Y la rutina se seguía. Día a día, Shinichi y Ran intercambiaban miradas, pero aún así, nadie parecía estar dispuesto a hacer las pases con el otro. Shinichi lo había intentado al principio, pero nunca había sido arrastrado ni nada por el estilo, así que dejó a Ran sola, cuando el corazón de Ran lo único que quería era volver a hablar con él.

Kaito seguía luchando por el amor de Ran y ella sin darse cuenta, iba aceptando ese hecho. Aoko siempre estuvo con Ran, de hecho había cambiado radicalmente sus juntas con Shinichi para estar más tiempo con Ran, Kazuha, Kaito y Sonoko. Heiji, era distinto, seguía siendo buen amigo de Shinichi y de Ran a la vez. Solo eso había cambiado.

-¿Puedes creer que ese Kyogoku crea que yo soy una hijita de papi?- preguntaba Sonoko, indignada. Poniendo su bandeja sobre la mesa donde se encontraban Aoko, Kaito, Kazuha y Ran.

-Pues…- hablaban los cuatro chicos, en una voz aguda.

-Nada de eso es cierto. Me tiene envidia porque yo estoy a la moda, y él no.- decía Sonoko, orgullosa de sí misma, mientras volteaba a ver a Kyogoku a su mesa, viéndolo reír junto a Heiji.

-Hay Sonoko…- susurraba Aoko, sonriente como siempre, dándole un mordisco a su mordida.

-¿Qué pasa Aoko? ¿Por qué tan risueña?- preguntaba Sonoko, ingenuamente.

-¿Es que no es obvio? Es claro que entre ustedes dos hay química, oculta, pero la hay.- respondía a Sonoko.

-Aoko, no todas las historias tratan siempre de amor.- decía Kaito, en defensa de su amiga Sonoko.

-No lo sé… ahora que lo pienso…- hablaba Ran, mirando pensativa hacia el cielo. –Harían linda pareja.

-¡¿Qué?!- preguntaban Sonoko y Kaito, exaltados.

-Oh vamos chicos, los opuestos se atraen y es obvio que entre tú y Makoto hay varias diferencias.

-Pues si, pero…

-Pero nada Sonoko. ¿Por qué no aprendes de Kazuha que no está enamorada de nadie?- preguntaba Ran en tono de broma, mirando a Kazuha, quien miraba cautivamente a unas cuantas mesas más allá. Todos se habían dado cuenta de aquella actitud. –Hey Kazuha, ¿no estarás enamorada, o si?- preguntaba Ran, atenta.

-¡¿Qué?! ¡Claro que no!- respondía Kazuha, sonrojada.

-¿Qué estabas viendo?- preguntaba Sonoko, exasperante, buscando el punto que Kazuha había estado mirando.

-¿A Makoto, también?- preguntaba Kaito, confuso. –Las chicas de mi salón también andan suspirando por él, no es la gran cosa.

-Pues… no es feo.- respondió Aoko, como si nada.

-¿Qué no es feo? Es un típico chico que se hace el interesante para que las chicas se enamoren de él. Y solo practica Karate, gran cosa.- decía él, molesto y a la vez celoso. –No te enamores de él, es un imbécil.

-¡¿Cómo puedes decirle así?!- preguntaba Sonoko, exaltada, levantándose de la silla, haciendo que todos la viesen. -¿Qué? ¿No tienen nada más interesante que ver?- preguntaba ella a todos los de la cafetería.

-¿Acaso lo defiendes?- preguntó Ran, sorprendida. –Hace un rato lo odiabas.

-No lo defiendo.- contestó avergonzada.

-Entonces, ¿cómo es que…?- preguntaba Ran, o eso intentaba hasta que Sonoko la interrumpió.

-Pero que tarde es, me debo ir. ¡Nos vemos!- exclamaba Sonoko, apurada, yéndose lejos de la mesa donde estaban sus amigos.

-Bueno… Kazuha y yo debemos ir a casa, nos vemos chicos.- decía Ran, excusándose para dejar solos a Aoko y a Kaito.

-Bueno, creo que yo también me voy.- decía Aoko, tranquila, tomando sus cosas.

-¿Quieres que te acompañe?- se ofrecía Kaito, sonriendo encantado.

-Pues… Makoto ya se había ofrecido para eso. Encima tiene auto.- contestó Aoko, sonriendo inocentemente, mientras Makoto llegaba detrás de ella.

-¿Nos vamos Aoko?- preguntó él, con una amplia sonrisa sobre su rostro.

-En un momento, espérame en el auto.- le ordenó y rápidamente Makoto se había ido. Aoko volvió a mirar a Kaito, incómoda. –Nos vemos mañana, cuídate.- se despedía Aoko, y se alejaba. Sin embargo, sin darse cuenta Kaito se había aparecido delante de ella. -¿Cómo es que…?- preguntaba ella, sin poder creerlo.

-Soy un buen mago. Pero necesito que me digas que no estás colada por ese Kyogoku.- ordenaba él, firmemente.

-Pues… es un lindo chico, pero sé que él puede gustarle a Sonoko, así que… estaré sola, por si te preocupó eso.- decía ella, dándole consuelo con unas cuantas palmadas en el hombro. Caminó unos cuantos pasos para que Kaito la volviese a seguir.

-No me preocupó eso, es solo que me preocupas… porque eres mi amiga.

-Desde hace apenas unos días.- contestó ella, de inmediato.

-Quiero dejarte algo claro, tú a mí no me gustas.- dijo él.

-Lo sé, sé que te gusta Ran. Pero cálmate, yo tampoco siento algo por ti.- dijo ella, seriamente.

-Sé que soy inalcanzable para ti.- contestó él orgulloso.

Kaito POV:

No habían pasado ni 10 minutos de haberle dicho eso, y Aoko, la chica que todos creían dulce, me había golpeado. ¿Qué dije de malo? Sé que muchas chicas andan detrás de mí, no sería una novedad si ella no lo estuviera. Sin embargo, el hecho de que salga con Makoto, me preocupa un poco… pero, ¿por qué? Solo he sociabilizado más con ella estos últimos días, nada más. Para mí solo existe una chica en mi corazón, Ran Mouri, pero, ¿por qué Aoko me preocupa tanto?

domingo, 12 de febrero de 2012

Primer Capítulo {Los Chicos Nuevos}


Era el primer día de clases y Ran Mouri como siempre estaba algo atrasada, haciendo esperar a Sonoko y a Shinichi fuera de casa. Hoy no era un simple día, hoy le diría a Shinichi lo que sentía por él, y es por eso que debía ir más linda como nunca. Por última vez se revisó en el espejo y se perfumó el cuello con su usual aroma frutal. Salió de casa y a la primera persona que vio, no fue nada menos que a Shinichi Kudo, haciendo trucos con su pelota de fútbol y a su amiga Sonoko que como siempre, se estaba maquillando.
Ran le sonrió feliz a Shinichi y lo abrazó con todas sus fuerzas. Luego se despegó y también abrazó a su amiga.

-Es el primer día, ¿nerviosos?- preguntó Ran, en un tono muy animado. Aún sonriendo.

-No, es otro año más, no veo la mayor diferencia.- respondió Shinichi indiferente, tomando la pelota con ambas manos. Él caminó unos cuantos pasos y volteó a mirar a ambas chicas, impaciente. –Bueno, ¿qué esperan? Debemos irnos ya, sino llegaremos tarde a clases.- decía Kudo, adelantándose y dejando atrás a ambas amigas.

-No sé cómo te puede gustar ese chico, es tan… testarudo, arrogante, engreído y desinteresado.- decía Sonoko, incomprensivamente. Quizá ella nunca entendería por qué la gente se enamora de sí.

-Bueno… no lo sé, sólo sé que todo lo que él es o hace me gusta… pero… la faceta de amistad acaba aquí porque hoy le diré mis sentimientos.- dijo Ran, sonriente. Siguieron el paso de Shinichi que estaba a unos cuantos metros de distancia.

-Bueno… supongo… pero es que ese Kudo… es tan…

-Sé que me entenderás cuando te enamores. Cuando uno se enamora es de una forma inesperada, y de circunstancias poco habituales. Mírame Sonoko.- le pidió a su amiga, ésta rápidamente le miró confundida y a la vez, atenta. –Me enamoré de Shinichi cuando teníamos 10 años, y fue cuando Randy me molestó porque mis padres se separaron. Shinichi me protegió de él y sus burlas. Nadie había hecho algo así por mí.- decía Ran melancolica, y con una sonrisa dulce que atravesaba lo ancho de su rostro. –Desde ese día amo a Shinichi, pero hoy se lo diré todo así que apúrate Sonoko.- exclamaba animada Ran a su mejor amiga, Sonoko, llegando a la secundaria corriendo y muy agitadas.

Ambas amigas llegaron a la secundaria y vieron a un montón de alumnos, tantos nuevos como viejos. Ran le había perdido el rastro a Shinichi y estaba desesperada buscándolo, se suponía que debía confesarse antes de la hora del almuerzo para poder decírselo a Kazuha, Kaito y a Aoko. Entonces, ahí veía a su grupo de amigos pero no podía verlos sin antes haber visto a Shinichi, pero fue precisamente en ese momento que lo vio, con la pelota metida entre uno de sus brazos, mirando embobado una cosa. Ran se dirigió hasta donde estaba su amigo, lenta y sigilosamente, para poder asustarlo. Logró asustarlo, pero su reacción fue algo muy inesperado para Ran.

-¡¿Pero qué pasa, Ran?!- preguntó Shinichi, casi gritándole, exaltado. Asustó a Ran y esto le dolió a ella, 
pero no dejó ver ese dejo de decepción y cambió su expresión facial como si nada.

-¿Qué es lo que tanto miras, Shinichi?- preguntó Ran, dulcemente.

-¿Cuántas veces te he dicho que me llames Kudo y no Shinichi?-  preguntó Shinichi ya molesto por la situación en que estaba. A Ran le parecía extraña la postura de Shinichi, por lo general él era serio, no molesto. Solo deseaba que no fuera algo que ella hubiese hecho. Shinichi inmediatamente cambió la expresión de su rostro y suspiró, esta vez, sonrió embobado y volvió a mirar a lo que miraba anteriormente. 

Ran siguió con la vista la dirección de lo que miraba Shinichi y le sorprendió que se tratara de una chica. –Y… mira qué belleza… debe ser del último año… es hermosa.- respondió Shinichi como respuesta final. Ran creía que él no tomaba las consecuencias de cómo ella se podía sentir.

Sintió un inmediato nudo en la garganta y por más que tragase saliva, no lograba desatarlo. Él no se daría cuenta de su ausencia así que decidió caminar unos cuantos pasos lejos de él, pero en cuanto sintió un brazo que le sujetaba e impedía seguir adelante. Ran volteó a ver de quien se trataba. -¿Qué sucede ahora?- preguntó ella, intentando ocultar su dolor.

-Viniste aquí por alguna razón, ¿qué debías decirme?- preguntó Shinichi, atentamente. Miró con cierta incertidumbre a Ran y parecía que él no se había dado cuenta que Ran tenía los ojos llorosos, algo en contra y a favor de ella.

Ran lo estuvo pensando un rato. ¿Cómo podía decirle a Shinichi sus sentimientos siendo que recientemente él había estado cortejando a una mujer con palabras frente a ella? Algo que era poco usual ya que Shinichi no era de las personas que se fijara tanto en las mujeres como para cortejarla de esa forma. No, se dijo a sí misma, ese no era el momento. Al menos se lo diría cuando se le pasara esa atracción hacia esa mujer.

-No, nada.- contestó Ran, con una sonrisa ingenua. –Es solo que quería preguntarte si hoy iremos al restaurante de siempre. Ya que hoy es jueves.- decía ella, en un tono muy ingenuo, tanto como su personalidad.

-Pues obvio que sí, Ran-Neechan, sabes que los jueves son días de sushi para nosotros.- contestó Shinichi alegremente, volviendo a darle el gusto a Ran de ser su amiga.

El primer período ya había pasado y a Shinichi como le tocaba libre, Ran tuvo que sentarse con Kaito. No era que no le gustase, pero la idea de sentarse con Shinichi, era mucho más tentadora. Pero la mente de Ran seguía fuera de orbita, sus pensamientos solo se concentraban en una sola cosa, y no era precisamente en el estudio, más bien, en la chica que se había quedado viendo Shinichi.

Parecía que enserio le había gustado esa chica, pero Ran deseaba profundamente que se fuese lo más pronto posible. ¿Cómo era posible que después de tantos años enamorada de Shinichi, él se fijase en la primera muchacha que cruzase por su camino? O mejor dicho, ¿por qué precisamente el día en que decide declararse, a Shinichi se le ocurre fijarse en alguien más? Era inconcebible para Ran.

Era hora de almorzar, y Ran como siempre se tenía que estar compartiendo entre su grupo de amigos. Primero se sentaría con Shinichi, Aoko y Heiji; luego en la mesa de Kaito, Sonoko y Kazuha. Su horario era complicado pero le gustaba tener tantos amigos, que lo disfrutaba. Cuando llegó a la cafetería y fue a hacer la fila para coger el almuerzo, dirigió la mirada hasta la mesa de Shinichi, pero se encontró con una sorpresa totalmente inesperada. Aceleró el paso en la fila y se dirigió hasta aquella mesa que había visto recientemente. Se sentó al lado de Shinichi, muy cercana a él, sonriéndole todo el tiempo. Luego volteó a ver a sus amigos y por último, a aquellos dos chicos que al parecer eran nuevos.

-Shinichi, ¿Quiénes son ellos?- preguntó Ran, ignorando a ambos chicos que estaban sentados frente a ella. Ran no dejaba de sonreírle a Shinichi, y éste le miraba serenamente, haciendo caso omiso a la situación.

-Ellos son los chicos nuevos. Ella.- hablaba Shinichi, momentáneamente hizo una pausa para apuntar a la chica que estaba frente a frente de él. –Se llama Shiho Miyano, va en el último grado. Y él.- nuevamente volvió a hacer la pausa para apuntar al chico que estaba sentado a un lado de Shiho. –Él es Makoto Kyogoku, también va en el último año.

-¿Y… hacen algo en especial o… son simples estudiantes?- preguntaba Heiji, hablando aún con comida en la boca. Aoko se rió dulcemente con esto, y Shinichi miró hacia Shiho, sonriéndole culpablemente. Ésta sin embargo, le devolvió la sonrisa como si nada.

-No quiero presumir pero soy muy buena en las ciencias. En las clases de laboratorio, soy la única que puede lograr hacer todo a la perfección.- decía Shiho, pausada y serenamente. Ésta comía lentamente su ensalada y el jugo natural que estaba a su lado.

-Yo era el capitán del equipo de Karate en la secundaria anterior. Espero poder volver a tener ese puesto.- decía Makoto, sonriendo esperanzado. Algo que no le gustó mucho a Ran.

-¡Wow…! Con que practicas Karate, ¿eh?- pregunta Aoko animada. Volteó a ver inmediatamente a Ran, quien se veía más preocupada de su comida que de ellos. Tomó las manos de sus amigas, sin dejar de sonreír del mismo modo que antes. –Al parecer tendrás competencia, Ran. Qué coincidencia que ambos practiquen karate.

-¿Así que también practicas Karate?- preguntó Makoto, sorprendido por lo que había dicho Aoko.

Siguieron hablando por un largo rato sobre el Karate, hasta que Ran decidió irse hasta la mesa donde estaban sus otros amigos, donde podría respirar y hablar tranquila. Parecía que en aquella mesa, había sub divisiones, ya que, Shinichi hablaba de lo muy acaramelado con su “nueva amiga” Shiho, y Ran solo hablaba con Makoto, en tanto que Heiji se hizo un grupo aparte con Aoko. Le dolía esa situación a Ran, se suponía que la que debía estar hablando acaramelada con Shinichi era ella, su mejor amiga de hace más o menos 10 años, y no una chica que venía recién conociendo. ¿Acaso esto era una conspiración en su contra? No entendía nada.

Llegó hasta la mesa donde se encontraban Kazuha, Kaito y Sonoko, más un alumno nuevo al parecer, quienes estaban comiendo. En cuanto Kaito se encontró con la presencia de Ran frente a la mesa, se levantó inmediatamente y le besó la mejilla, dándole un espacio para que se sentase a su lado. Kaito siempre fue muy caballeroso con ella, a pesar de que le jugara bromas pesadas, siempre la hacía sentir bien. Sin embargo, Ran solo le consideraba como a su hermano.

-Te estuvimos esperando durante mucho rato, Ran.- decía Kazuha, algo irritada, pero no era algo inusual para Ran ya que siempre existían conflictos de por qué pasaba más tiempo con el grupo de Shinichi que con ellos, e inversamente a la vez. –Pero bueno, no importa. Te presento a mi primo, el que te dije que estuvo en Inglaterra estudiando por un tiempo. Se llama Saguru Hakuba.- decía ella alegremente, mirando a su primo.

-Es un placer, Ran.- decía Saguru, dedicándole una sonrisa formal. –Voy en penúltimo grado, soy detective y… bueno, me quedaré aquí hasta que se acabe el año escolar.

-Interesante.- decía Ran, devolviéndole la sonrisa que Hakuba le dedicaba. Ran desenvolvía el yogur que tomaría como postre y siguió hablando con el chico nuevo. –Bueno nosotros somos de segundo grado, que supongo que Kazuha te dijo y… bueno, me llamo Ran Mouri, éste de aquí Kaito Kuroba y la chica casi rubia que está frente de ti se llama Sonoko Suzuki.- decía Ran, terminando de presentar a sus amigos.

-Oh… bien. Y ustedes… ¿son novios?- preguntó Hakuba, en un tono muy ingenuo mientras terminaba de comer su postre.

-¡¿Qué?!- exclamamos los dos al mismo tiempo, avergonzados, por supuesto. Ran por su parte rió en tono muy alto, algo que no dejó indiferente a nadie presente a la cafetería, y Hakuba por su parte se mantenía sonrojado con tal cosa que había dicho aquel chico.

-Claro que no somos novios, él es como mi hermano.

-Exacto, además a Ran le gusta Shinichi.- decía finalmente Sonoko, entrometiéndose en la conversación que aguardaban sus demás amigos.

-¡Sonoko!- le gritaba Ran, primera vez sonrojada, algo que le molestaba a Kaito. Suguro se resignó a decir cualquier palabra y solo esperó a que ellos prosiguiesen. Dentro de sí, él no dejaba de decir que en verdad parecían unos niños discutiendo.

Cuando finalmente estuvieron apunto de dejar la cafetería, Shinichi se acercó hasta la mesa donde estaba el grupo de Ran, que se veía con una postura nerviosa y a la vez ansiosa. Ran se pudo percatar de la cercanía de Shinichi cuando estuvo tres mesas de lejos de la suya, quien le hacía unas señales para que fuese hasta allí. Ran se disculpó y fue hasta donde Shinichi le llamaba.

-¿Qué sucede Shini… Kudo?- preguntó Ran, sintiéndose una completa tonta por casi haberle dicho Shinichi y no Kudo.

-Lo lamento Mouri, pero… hoy no podré ir contigo al restaurante. Recordé que tenía que hacer algo hoy en la noche, pero otro día salimos, ¿te parece?- Ran se sentía de lo peor pero no podía obligarlo a salir con ella. No había de otra, no podía hacerle una escena o reclamarle por nada, después de todo solo eran amigos.

-Está bien, no te preocupes.- respondió Ran, con una sonrisa frágil que se iluminaba en su rostro. Ya no le importaba mostrarse débil frente a su supuesto mejor amigo, ya que él, aunque tuviese dotes de detective, jamás se daría cuenta de los sentimientos de una mujer ni aunque le golpeasen en la cabeza.

-Ok, gracias Ran-Neechan, eres la mejor y lo sabes.- decía Shinichi, agradecido.
-Si, si… ya entendí.- dijo Ran, fastidiada y en el borde del colapso. Cruzó los brazos y miró furiosa a Shiho quien caminaba junto a Makoto, como si nada, como si no se hubiese enterado que había entrado en un área restringida.

Shinichi, al darse cuenta de cómo miraba Ran a Shiho, cambió su expresión agradecida, a una confusa y afligida postura. Shinichi le dio unos cuantos golpes suaves al brazo de Ran, sacándola violentamente de sus pensamientos. -¿Estás segura que no hay problema si cancelo la cita de hoy?- preguntaba Shinichi, apenado.

-Muy segura, no hay ni un problema. Solo cuídate y pórtate bien.- decía Ran, sonriendo de una forma sincera, a pesar de todo. Sin mayor aviso ni despedida, Ran se alejó de Shinichi hasta donde estaban Kaito, Sonoko, Kazuha y Subaru.

Ya era de noche y Ran había pasado la tarde en casa con su otro mejor amigo, Kaito Kuroba. Él ya se había enterado del rechazo que le había hecho pasar a Ran, y se enfureció pero… Ran de alguna forma lo pudo tranquilizar, y éste a su vez, la consoló haciendo uno de sus trucos de magia, sacando una rosa de la manga de su chaqueta. A Ran le encantaban los trucos de magia que él hacía, lo encontraba un excelente mago. Sin embargo, para ella era inconcebible que Kaito no tuviese novia, si después de todo, las chicas se pelean por sentarse con él en el salón. Quizá le gustaba estar soltero y sin ni un compromiso, esa era la razón más óptima para Ran, si después de todo Kaito coqueteaba y conquistaba a todas las chicas hablando dulce y seductoramente a la vez. Cuando no era un Don Juan, era todo un bromista.

-Tengo hambre.- reclamaba Kaito, haciendo pucheros como si fuese un niño pequeño, causándole gracia a Ran.

-Aliméntate.- le contestó Ran, fingiendo estar poco interesada, pero solo para seguirle el juego a su amigo.

-Yo quiero que tú me alimentes.- insistía Kuroba, duplicando los pucheros y las insistencias hacia su amiga.

-No soy tu empleada, pero… en verdad, yo también tengo hambre.- se reclamaba ella a sí misma, presionando su mano sobre su barriga. Inmediatamente miró a Kuroba, quien le miraba atento por si a su amiga se le había ocurrido alguna idea para comer algo. -¿Qué tal si vamos al restaurante de la esquina por sushi? Se suponía que Shinichi y yo iríamos, pero al parecer iba a estar ocupado hoy.- decía ella, fastidiada y rodando los ojos, sintiendo como la sangre le hervía.

-Cálmate Ran. No entiendo como una chica como tú, puede estar enamorada de un imbécil como él.

-Por favor, no le digas así, no frente de mí.- le rogaba Ran, nostálgicamente.

-Ran por favor, debe ser el rey de los imbéciles por haberte dejado ir. Yo sería muy feliz si tuviese la oportunidad de que alguien como tú estuviese enamorada de mí, no la haría sufrir.- reafirmó Kaito, mirando seriamente a Ran, algo que le incomodaba.

-Mejor dejémonos de estupideces y vamos por nuestro sushi.- decía Ran, rápidamente, cambiando de tema para no seguir con su incomodidad.

-¡¿Sushi?!- preguntó Kaito, casi indignado, apunto de desfallecer. A Ran le pareció rara la actitud de Kaito, pero rápidamente pudo entender por qué, su ictiofobia, miedo a los peces. Ran llevaba años sin entender cómo le podían dar miedo los peces y cómo no podía entender que la comida favorita de ella era el sushi.

-Bueno Kaito, por último tú comes pollo o algo por el estilo, pero yo no me voy de ese restaurante sin haber comido mi sushi, ¿entendido?- preguntó Ran, haciéndose la dura, cuando en verdad estaba muerta de la risa,

-Si jefa.- respondía él, atemorizado por la expresión de Ran, que parecía enojada.

-Así se habla.- dijo finalmente, soltando unas carcajadas.

En cuanto el par llegó al restaurante que estaba a la esquina de la casa de Ran, rápidamente apareció la mesera para recibirlos, pero Ran se sorprendió al ver de quien se trataba, lo contrario a Kaito, quien le dio igual de quien se trataba. Ran le sonrió dulcemente y dejó su pequeño bolso sobre el mesón de aquella mesera, que no era cualquier persona, era el máximo de meseros del restaurante, alguien que coordinaba a los demás.

-Aoko, ¿pero qué haces aquí?- preguntó Ran, sorprendida y feliz al haberla encontrado precisamente en ese lugar.

-Te dije que tenía un nuevo empleo, Ran.- contestó Aoko, entusiasta y sonriente como siempre. Levantó la mirada y se dio cuenta que su acompañante era nada más ni nada menos que Kaito Kuroba. –Hola Kaito, 
¿cómo va todo?

-Excelente, gracias por preguntar.- respondió casi de inmediato, sonriendo, pero sin tener mayor intención de querer hablar con ella.

-Bueno, pensé que vendrías con Shinichi, pero… bueno.- miró atentamente la fina libreta que estaba sobre el mesón y volvió a mirar a ambos chicos. –Bueno, síganme.- les ordenaba la pequeña Aoko, sin dejar de sonreír. Ella iba caminando y les indicaba donde podían sentarse. A Ran le causó mucha impresión que una de sus mejores amigas trabajase allí ya que ese restaurante era muy fino, y muy difícil de entrar.
Aoko los dejó hasta una mesa para dos personas, que por sorpresa se encontraron con más amigos. Bueno, solo amigos de Ran. Nada más ni nada menos que Kazuha y Heiji en la misma mesa con sus padres. 

Esperen… ¿Heiji Hattori junto a Kazuha Toyama en la misma mesa, sin ni un accidentado? Algo raro había aquí, se decían para sí mismos: Kaito, Aoko y Ran. Los tres chicos saludaron calurosamente a los miembros que estaban en la mesa, y rápidamente se sentaron en su propia mesa. Aoko recibió las órdenes de ambos y se fue a pedirlas, volviendo a trabajar. Ran y Kaito hablaban muy cómodos entre sí, y todo iba bien hasta que de repente, Kazuha y Heiji se sientan al lado el uno del otro. Kazuha a un lado de Ran y Heiji a un lado de Kaito. Ambos chicos se miraron extrañados y en cuanto quisieron preguntar qué pasaba, ambos se adelantaron.

-¡Ran, ven, vamos al baño!- le exigía Kazuha a su mejor amiga, tironeándola del brazo para que saliera rápidamente.

-Kaito, amigo mío. Tengo que hablar contigo en privado.- decía Heiji también, muy agitado, sacudiéndolo a todos lados. Esto incomodaba a Kaito, sobre todo por el hecho de que él con Hattori nunca habían sido amigos.

-Bien, pero espera.- respondió Ran, tomando su cartera y tomando la mano de Kazuha para poder ir al baño.

Pero de inmediato Ran cambió de parecer y quiso ir a dejar el bolso en manos de Kaito. Pero en cuanto volteó a ver hacia atrás, su corazón se rompía poco a poco cuando vio a Shinichi con Shiho en la recepción del restaurante, junto a Aoko, quien se veía que los atendía.

Ran se tardó un momento en reaccionar, pero lo primero que hizo cuando volvió a tomar la noción del tiempo fue mirar decepcionada a la pareja y negar con la cabeza, lentamente. –Así que por esa razón iba a estar ocupado esta noche.- decía en susurro, mientras que Kazuha miraba triste a Ran.

viernes, 10 de febrero de 2012

Personajes


Shinichi Kudo es uno de los chicos más guapos de su clase, junto a Kaito Kuroba. Es el mejor amigo de Ran desde hace mucho tiempo, pero por alguna razón, no comparten casi ni una amistad. Por ejemplo, se lleva mal con Sonoko por creerla una hijita de papi y también se lleva mal con Kuroba por el simple hecho de existir. A él jamás le atrajo mayormente una mujer hasta el día que conoció a Shiho Miyano, que era dos años mayor que él. Pero… tras muchas dificultades y malos momentos, se dará cuenta de la persona que en verdad ama, solo deseando que no fuese demasiado tarde.




Ran Mouri, la chica más simpática y sociable del salón. Ama salir con sus amigos, y cocinar. Tiene un don en las artes marciales y en el buceo. Ama secretamente a Shinichi y en el momento que se decide en declararse, apareció Shiho, que a pesar de no ser mala persona, le está robando su ser más preciado en todo el mundo, y en ese momento comienza a sacar su lado desconocido, donde lucha a uña y diente por él. En el transcurso, se dará cuenta de ciertas cosas que por alguna razón no le había tomado importancia, poniendo a prueba la amistad de algunas personas.



Shiho Miyano es una nueva alumna del último grado. Aunque le atrae Shinichi Kudo e intenta conquistarlo de cualquier forma, ella aún no puede olvidar a un viejo amor que había muerto en un accidente. Sin embargo, alguien además de Shinichi aparece en el transcurso de la historia, alguien que le recordará lo que era sentirse amada. Shiho se verá en grandes aprietos cuando consigue una gran rivalidad con Ran, siendo de alguna forma, su amiga y enemiga al mismo tiempo. ¿Qué será más fuerte para Shiho Miyano, la seducción o el amor?


Sonoko Suzuki era la típica adolescente que no se toma nada enserio. No toma enserio a las relaciones sentimentales, y solo le interesa salir con sus amistades y salirse con las suyas. Pero el día en que conozca su verdadero amor, ¿podrá cambiar su modo de comportarse, siendo que ambos son como el agua y el aceite?



Kazuha Toyama, es una dulce chica que se preocupa mucho por quienes ama, pero, también es un horror contra la gente que ella odia. Su mejor y única amiga es Ran, ya que Sonoko y Kaito son muy distintos a ella, y no les agrada del todo. Es una excelente estudiante, que ama pasar el rato. Sin embargo, Kazuha odia profundamente a Heiji por haberse burlado de ella cuando se cayó en bicicleta en una carrera hace unos años atrás. Pero ambos chicos son hijos de detectives, y ambos muy buenos amigos. Con tanto tiempo que pasan juntos después de clases, dan ganas de querer sociabilizar un poco, pero, ¿serán capaces de sentir algo más allá de amistad?


Kaito Kuroba es uno de los pocos amigos de Ran, que a la vez, está enamorado de ella. Él es muy seductor, engreído e inteligente, sin nombrar que tiene un asombroso don haciendo magia. Le tiene celos a Shinichi porque sabe que Ran está enamorada de él, pero él no planea dejar de luchar por el amor de Ran, pasando a llevar a cualquiera que se le ponga en el camino por cumplir con sus objetivos. Pero cuando llegas a un punto donde le hiciste tanto daño a alguien, y estás arrepentido, pero te das cuenta de que se acabaron todas las oportunidades, es ahí donde Kaito Kuroba dará lo mejor de sí para recuperar un amor que ni siquiera él sabía que sentía.

Heiji Hattori, el mejor amigo de Shinichi. Se lleva muy bien con todos los de su salón, incluso con Ran y Kaito Kuroba, excepto por alguien que no le llama para nada la atención si le cae bien o no, Kazuha Toyama. Él es distraído, divertido, muy amigable, inteligente y muy perspicaz, pero que por alguna razón que él desconoce, le cae mal a Kazuha, algo que en verdad no le importa. Su padre, el detective Heizo Hattori, es el mejor amigo del padre de Kazuha, haciendo que los cuatro pasen mucho tiempo juntos. Un día, los padres de Heiji y Kazuha deciden que algún día ellos se casarían, algo que no les gustó para nada a ambos. Pero… con tanto tiempo que pasan juntos, donde aprenden a conocerse y a entenderse, sentimientos empiezan a surgir… sin embargo, será muy difícil mantener la llama del fuego encendida si no se apuran con respecto a aclarar sus sentimientos. Algo que en más de una ocasión les jugará en contra.



Finalmente, Aoko Nakamori, la dulce e inocente chica tímida del salón. No se lleva mal con nadie, porque su personalidad la hace adorable al instante después de hablar con ella. Es muy graciosa y ama pasar tiempo con sus tres mejores amigos: Shinichi, Ran y Heiji. Es una de las más inteligentes de su clase, después de Kaito y antes de Heiji. En una ocasión se da que Kaito la invita a cenar, ella acepta placenteramente pero cuando ésta se da cuenta de las verdaderas intenciones de él, todo lo bueno de ella desaparece. Solo una persona será capaz de arreglar esa situación, aunque sea una dura lucha, lo intentará. ¿Podrá volver a ser la misma chica que antes?



Sinopsis "Atrapado en ti"




Shinichi Kudo, estudiante modelo de su salón, cursa el 2º grado de secundaria. Su mejor amiga es Ran Mouri, que la conoce desde que tenía 6 años. Ambos siempre iban juntos a clases, y se hacían bromas entre ellos, bromas que algunas veces eran hirientes para Ran, ya que ésta estaba profundamente enamorada de Shinichi, sin que nadie lo supiese. Un día todo esto cambia, cuando Shiho Miyano entra al mismo instituto que ellos, queriendo conquistar a Shinichi. Es aquí donde toda la locura y aventura comienza.

Ella era una de las chicas más hermosa de ese lugar, y aunque fuese simpática, muchas de las chicas le tenían envidia porque conquistaba a cualquier hombre en su camino, incluso llegando a conquistar a Shinichi. Ran fue una de las pocas chicas que se acercó a ella, pero al ver como Shiho estaba atraída de Shinichi, debe pensar en algo para alejarlos y hacerle saber a Shinichi que ella está enamorada de él.

Por otra parte, Shinichi y Ran tenían más amigos de su parte. Ran era muy amiga de Sonoko, Kazuha y Kaito Kuroba. Mientras que Shinichi era muy amigo de Heiji y Aoko, quienes por alguna razón tenían distintas formas de pensar.

En esta novela, se mostrará toda clase de sentimientos que se vive con mayor intensidad en la adolescencia. Amor, tragedia, misterio, comedia y sufrimiento se encargará de darle forma a esta novela.
(Apto para todos los fans de Detective Conan y Kaito Kid)