Era el primer día de clases y Ran Mouri como siempre estaba
algo atrasada, haciendo esperar a Sonoko y a Shinichi fuera de casa. Hoy no era
un simple día, hoy le diría a Shinichi lo que sentía por él, y es por eso que
debía ir más linda como nunca. Por última vez se revisó en el espejo y se
perfumó el cuello con su usual aroma frutal. Salió de casa y a la primera
persona que vio, no fue nada menos que a Shinichi Kudo, haciendo trucos con su
pelota de fútbol y a su amiga Sonoko que como siempre, se estaba maquillando.
Ran le sonrió feliz a Shinichi y lo abrazó con todas sus
fuerzas. Luego se despegó y también abrazó a su amiga.
-Es el primer día, ¿nerviosos?- preguntó Ran, en un tono muy
animado. Aún sonriendo.
-No, es otro año más, no veo la mayor diferencia.- respondió
Shinichi indiferente, tomando la pelota con ambas manos. Él caminó unos cuantos
pasos y volteó a mirar a ambas chicas, impaciente. –Bueno, ¿qué esperan?
Debemos irnos ya, sino llegaremos tarde a clases.- decía Kudo, adelantándose y
dejando atrás a ambas amigas.
-No sé cómo te puede gustar ese chico, es tan… testarudo,
arrogante, engreído y desinteresado.- decía Sonoko, incomprensivamente. Quizá
ella nunca entendería por qué la gente se enamora de sí.
-Bueno… no lo sé, sólo sé que todo lo que él es o hace me
gusta… pero… la faceta de amistad acaba aquí porque hoy le diré mis
sentimientos.- dijo Ran, sonriente. Siguieron el paso de Shinichi que estaba a
unos cuantos metros de distancia.
-Bueno… supongo… pero es que ese Kudo… es tan…
-Sé que me entenderás cuando te enamores. Cuando uno se
enamora es de una forma inesperada, y de circunstancias poco habituales. Mírame
Sonoko.- le pidió a su amiga, ésta rápidamente le miró confundida y a la vez,
atenta. –Me enamoré de Shinichi cuando teníamos 10 años, y fue cuando Randy me
molestó porque mis padres se separaron. Shinichi me protegió de él y sus
burlas. Nadie había hecho algo así por mí.- decía Ran melancolica, y con una
sonrisa dulce que atravesaba lo ancho de su rostro. –Desde ese día amo a
Shinichi, pero hoy se lo diré todo así que apúrate Sonoko.- exclamaba animada
Ran a su mejor amiga, Sonoko, llegando a la secundaria corriendo y muy
agitadas.
Ambas amigas llegaron a la secundaria y vieron a un montón
de alumnos, tantos nuevos como viejos. Ran le había perdido el rastro a
Shinichi y estaba desesperada buscándolo, se suponía que debía confesarse antes
de la hora del almuerzo para poder decírselo a Kazuha, Kaito y a Aoko.
Entonces, ahí veía a su grupo de amigos pero no podía verlos sin antes haber
visto a Shinichi, pero fue precisamente en ese momento que lo vio, con la
pelota metida entre uno de sus brazos, mirando embobado una cosa. Ran se
dirigió hasta donde estaba su amigo, lenta y sigilosamente, para poder
asustarlo. Logró asustarlo, pero su reacción fue algo muy inesperado para Ran.
-¡¿Pero qué pasa, Ran?!- preguntó Shinichi, casi gritándole,
exaltado. Asustó a Ran y esto le dolió a ella,
pero no dejó ver ese dejo de
decepción y cambió su expresión facial como si nada.
-¿Qué es lo que tanto miras, Shinichi?- preguntó Ran,
dulcemente.
-¿Cuántas veces te he dicho que me llames Kudo y no
Shinichi?- preguntó Shinichi ya molesto
por la situación en que estaba. A Ran le parecía extraña la postura de
Shinichi, por lo general él era serio, no molesto. Solo deseaba que no fuera
algo que ella hubiese hecho. Shinichi inmediatamente cambió la expresión de su
rostro y suspiró, esta vez, sonrió embobado y volvió a mirar a lo que miraba
anteriormente.
Ran siguió con la vista la dirección de lo que miraba Shinichi y le
sorprendió que se tratara de una chica. –Y… mira qué belleza… debe ser del
último año… es hermosa.- respondió Shinichi como respuesta final. Ran creía que
él no tomaba las consecuencias de cómo ella se podía sentir.
Sintió un inmediato nudo en la garganta y por más que
tragase saliva, no lograba desatarlo. Él no se daría cuenta de su ausencia así
que decidió caminar unos cuantos pasos lejos de él, pero en cuanto sintió un
brazo que le sujetaba e impedía seguir adelante. Ran volteó a ver de quien se
trataba. -¿Qué sucede ahora?- preguntó ella, intentando ocultar su dolor.
-Viniste aquí por alguna razón, ¿qué debías decirme?-
preguntó Shinichi, atentamente. Miró con cierta incertidumbre a Ran y parecía
que él no se había dado cuenta que Ran tenía los ojos llorosos, algo en contra
y a favor de ella.
Ran lo estuvo pensando un rato. ¿Cómo podía decirle a
Shinichi sus sentimientos siendo que recientemente él había estado cortejando a
una mujer con palabras frente a ella? Algo que era poco usual ya que Shinichi
no era de las personas que se fijara tanto en las mujeres como para cortejarla
de esa forma. No, se dijo a sí misma, ese no era el momento. Al menos se lo
diría cuando se le pasara esa atracción hacia esa mujer.
-No, nada.- contestó Ran, con una sonrisa ingenua. –Es solo
que quería preguntarte si hoy iremos al restaurante de siempre. Ya que hoy es
jueves.- decía ella, en un tono muy ingenuo, tanto como su personalidad.
-Pues obvio que sí, Ran-Neechan, sabes que los jueves son
días de sushi para nosotros.- contestó Shinichi alegremente, volviendo a darle
el gusto a Ran de ser su amiga.
El primer período ya había pasado y a Shinichi como le
tocaba libre, Ran tuvo que sentarse con Kaito. No era que no le gustase, pero
la idea de sentarse con Shinichi, era mucho más tentadora. Pero la mente de Ran
seguía fuera de orbita, sus pensamientos solo se concentraban en una sola cosa,
y no era precisamente en el estudio, más bien, en la chica que se había quedado
viendo Shinichi.
Parecía que enserio le había gustado esa chica, pero Ran
deseaba profundamente que se fuese lo más pronto posible. ¿Cómo era posible que
después de tantos años enamorada de Shinichi, él se fijase en la primera
muchacha que cruzase por su camino? O mejor dicho, ¿por qué precisamente el día
en que decide declararse, a Shinichi se le ocurre fijarse en alguien más? Era
inconcebible para Ran.
Era hora de almorzar, y Ran como siempre se tenía que estar
compartiendo entre su grupo de amigos. Primero se sentaría con Shinichi, Aoko y
Heiji; luego en la mesa de Kaito, Sonoko y Kazuha. Su horario era complicado
pero le gustaba tener tantos amigos, que lo disfrutaba. Cuando llegó a la cafetería
y fue a hacer la fila para coger el almuerzo, dirigió la mirada hasta la mesa
de Shinichi, pero se encontró con una sorpresa totalmente inesperada. Aceleró
el paso en la fila y se dirigió hasta aquella mesa que había visto
recientemente. Se sentó al lado de Shinichi, muy cercana a él, sonriéndole todo
el tiempo. Luego volteó a ver a sus amigos y por último, a aquellos dos chicos
que al parecer eran nuevos.
-Shinichi, ¿Quiénes son ellos?- preguntó Ran, ignorando a
ambos chicos que estaban sentados frente a ella. Ran no dejaba de sonreírle a
Shinichi, y éste le miraba serenamente, haciendo caso omiso a la situación.
-Ellos son los chicos nuevos. Ella.- hablaba Shinichi, momentáneamente
hizo una pausa para apuntar a la chica que estaba frente a frente de él. –Se llama
Shiho Miyano, va en el último grado. Y él.- nuevamente volvió a hacer la pausa
para apuntar al chico que estaba sentado a un lado de Shiho. –Él es Makoto
Kyogoku, también va en el último año.
-¿Y… hacen algo en especial o… son simples estudiantes?-
preguntaba Heiji, hablando aún con comida en la boca. Aoko se rió dulcemente
con esto, y Shinichi miró hacia Shiho, sonriéndole culpablemente. Ésta sin
embargo, le devolvió la sonrisa como si nada.
-No quiero presumir pero soy muy buena en las ciencias. En
las clases de laboratorio, soy la única que puede lograr hacer todo a la
perfección.- decía Shiho, pausada y serenamente. Ésta comía lentamente su
ensalada y el jugo natural que estaba a su lado.
-Yo era el capitán del equipo de Karate en la secundaria
anterior. Espero poder volver a tener ese puesto.- decía Makoto, sonriendo
esperanzado. Algo que no le gustó mucho a Ran.
-¡Wow…! Con que practicas Karate, ¿eh?- pregunta Aoko
animada. Volteó a ver inmediatamente a Ran, quien se veía más preocupada de su
comida que de ellos. Tomó las manos de sus amigas, sin dejar de sonreír del
mismo modo que antes. –Al parecer tendrás competencia, Ran. Qué coincidencia
que ambos practiquen karate.
-¿Así que también practicas Karate?- preguntó Makoto,
sorprendido por lo que había dicho Aoko.
Siguieron hablando por un largo rato sobre el Karate, hasta
que Ran decidió irse hasta la mesa donde estaban sus otros amigos, donde podría
respirar y hablar tranquila. Parecía que en aquella mesa, había sub divisiones,
ya que, Shinichi hablaba de lo muy acaramelado con su “nueva amiga” Shiho, y
Ran solo hablaba con Makoto, en tanto que Heiji se hizo un grupo aparte con
Aoko. Le dolía esa situación a Ran, se suponía que la que debía estar hablando
acaramelada con Shinichi era ella, su mejor amiga de hace más o menos 10 años, y
no una chica que venía recién conociendo. ¿Acaso esto era una conspiración en
su contra? No entendía nada.
Llegó hasta la mesa donde se encontraban Kazuha, Kaito y
Sonoko, más un alumno nuevo al parecer, quienes estaban comiendo. En cuanto
Kaito se encontró con la presencia de Ran frente a la mesa, se levantó inmediatamente
y le besó la mejilla, dándole un espacio para que se sentase a su lado. Kaito
siempre fue muy caballeroso con ella, a pesar de que le jugara bromas pesadas,
siempre la hacía sentir bien. Sin embargo, Ran solo le consideraba como a su
hermano.
-Te estuvimos esperando durante mucho rato, Ran.- decía
Kazuha, algo irritada, pero no era algo inusual para Ran ya que siempre
existían conflictos de por qué pasaba más tiempo con el grupo de Shinichi que
con ellos, e inversamente a la vez. –Pero bueno, no importa. Te presento a mi
primo, el que te dije que estuvo en Inglaterra estudiando por un tiempo. Se
llama Saguru Hakuba.- decía ella alegremente, mirando a su primo.
-Es un placer, Ran.- decía Saguru, dedicándole una sonrisa
formal. –Voy en penúltimo grado, soy detective y… bueno, me quedaré aquí hasta
que se acabe el año escolar.
-Interesante.- decía Ran, devolviéndole la sonrisa que
Hakuba le dedicaba. Ran desenvolvía el yogur que tomaría como postre y siguió
hablando con el chico nuevo. –Bueno nosotros somos de segundo grado, que
supongo que Kazuha te dijo y… bueno, me llamo Ran Mouri, éste de aquí Kaito
Kuroba y la chica casi rubia que está frente de ti se llama Sonoko Suzuki.-
decía Ran, terminando de presentar a sus amigos.
-Oh… bien. Y ustedes… ¿son novios?- preguntó Hakuba, en un
tono muy ingenuo mientras terminaba de comer su postre.
-¡¿Qué?!- exclamamos los dos al mismo tiempo, avergonzados,
por supuesto. Ran por su parte rió en tono muy alto, algo que no dejó
indiferente a nadie presente a la cafetería, y Hakuba por su parte se mantenía
sonrojado con tal cosa que había dicho aquel chico.
-Claro que no somos novios, él es como mi hermano.
-Exacto, además a Ran le gusta Shinichi.- decía finalmente
Sonoko, entrometiéndose en la conversación que aguardaban sus demás amigos.
-¡Sonoko!- le gritaba Ran, primera vez sonrojada, algo que
le molestaba a Kaito. Suguro se resignó a decir cualquier palabra y solo esperó
a que ellos prosiguiesen. Dentro de sí, él no dejaba de decir que en verdad
parecían unos niños discutiendo.
Cuando finalmente estuvieron apunto de dejar la cafetería,
Shinichi se acercó hasta la mesa donde estaba el grupo de Ran, que se veía con
una postura nerviosa y a la vez ansiosa. Ran se pudo percatar de la cercanía de
Shinichi cuando estuvo tres mesas de lejos de la suya, quien le hacía unas
señales para que fuese hasta allí. Ran se disculpó y fue hasta donde Shinichi
le llamaba.
-¿Qué sucede Shini… Kudo?- preguntó Ran, sintiéndose una
completa tonta por casi haberle dicho Shinichi y no Kudo.
-Lo lamento Mouri, pero… hoy no podré ir contigo al
restaurante. Recordé que tenía que hacer algo hoy en la noche, pero otro día
salimos, ¿te parece?- Ran se sentía de lo peor pero no podía obligarlo a salir
con ella. No había de otra, no podía hacerle una escena o reclamarle por nada,
después de todo solo eran amigos.
-Está bien, no te preocupes.- respondió Ran, con una sonrisa
frágil que se iluminaba en su rostro. Ya no le importaba mostrarse débil frente
a su supuesto mejor amigo, ya que él, aunque tuviese dotes de detective, jamás
se daría cuenta de los sentimientos de una mujer ni aunque le golpeasen en la
cabeza.
-Ok, gracias Ran-Neechan, eres la mejor y lo sabes.- decía
Shinichi, agradecido.
-Si, si… ya entendí.- dijo Ran, fastidiada y en el borde del
colapso. Cruzó los brazos y miró furiosa a Shiho quien caminaba junto a Makoto,
como si nada, como si no se hubiese enterado que había entrado en un área
restringida.
Shinichi, al darse cuenta de cómo miraba Ran a Shiho, cambió
su expresión agradecida, a una confusa y afligida postura. Shinichi le dio unos
cuantos golpes suaves al brazo de Ran, sacándola violentamente de sus
pensamientos. -¿Estás segura que no hay problema si cancelo la cita de hoy?-
preguntaba Shinichi, apenado.
-Muy segura, no hay ni un problema. Solo cuídate y pórtate bien.-
decía Ran, sonriendo de una forma sincera, a pesar de todo. Sin mayor aviso ni
despedida, Ran se alejó de Shinichi hasta donde estaban Kaito, Sonoko, Kazuha y
Subaru.
Ya era de noche y Ran había pasado la tarde en casa con su
otro mejor amigo, Kaito Kuroba. Él ya se había enterado del rechazo que le
había hecho pasar a Ran, y se enfureció pero… Ran de alguna forma lo pudo
tranquilizar, y éste a su vez, la consoló haciendo uno de sus trucos de magia,
sacando una rosa de la manga de su chaqueta. A Ran le encantaban los trucos de
magia que él hacía, lo encontraba un excelente mago. Sin embargo, para ella era
inconcebible que Kaito no tuviese novia, si después de todo, las chicas se pelean
por sentarse con él en el salón. Quizá le gustaba estar soltero y sin ni un
compromiso, esa era la razón más óptima para Ran, si después de todo Kaito
coqueteaba y conquistaba a todas las chicas hablando dulce y seductoramente a
la vez. Cuando no era un Don Juan, era todo un bromista.
-Tengo hambre.- reclamaba Kaito, haciendo pucheros como si
fuese un niño pequeño, causándole gracia a Ran.
-Aliméntate.- le contestó Ran, fingiendo estar poco
interesada, pero solo para seguirle el juego a su amigo.
-Yo quiero que tú me alimentes.- insistía Kuroba, duplicando
los pucheros y las insistencias hacia su amiga.
-No soy tu empleada, pero… en verdad, yo también tengo
hambre.- se reclamaba ella a sí misma, presionando su mano sobre su barriga.
Inmediatamente miró a Kuroba, quien le miraba atento por si a su amiga se le
había ocurrido alguna idea para comer algo. -¿Qué tal si vamos al restaurante
de la esquina por sushi? Se suponía que Shinichi y yo iríamos, pero al parecer
iba a estar ocupado hoy.- decía ella, fastidiada y rodando los ojos, sintiendo
como la sangre le hervía.
-Cálmate Ran. No entiendo como una chica como tú, puede
estar enamorada de un imbécil como él.
-Por favor, no le digas así, no frente de mí.- le rogaba
Ran, nostálgicamente.
-Ran por favor, debe ser el rey de los imbéciles por haberte
dejado ir. Yo sería muy feliz si tuviese la oportunidad de que alguien como tú
estuviese enamorada de mí, no la haría sufrir.- reafirmó Kaito, mirando
seriamente a Ran, algo que le incomodaba.
-Mejor dejémonos de estupideces y vamos por nuestro sushi.-
decía Ran, rápidamente, cambiando de tema para no seguir con su incomodidad.
-¡¿Sushi?!- preguntó Kaito, casi indignado, apunto de
desfallecer. A Ran le pareció rara la actitud de Kaito, pero rápidamente pudo
entender por qué, su ictiofobia, miedo a los peces. Ran llevaba años sin
entender cómo le podían dar miedo los peces y cómo no podía entender que la
comida favorita de ella era el sushi.
-Bueno Kaito, por último tú comes pollo o algo por el
estilo, pero yo no me voy de ese restaurante sin haber comido mi sushi,
¿entendido?- preguntó Ran, haciéndose la dura, cuando en verdad estaba muerta
de la risa,
-Si jefa.- respondía él, atemorizado por la expresión de
Ran, que parecía enojada.
-Así se habla.- dijo finalmente, soltando unas carcajadas.
En cuanto el par llegó al restaurante que estaba a la
esquina de la casa de Ran, rápidamente apareció la mesera para recibirlos, pero
Ran se sorprendió al ver de quien se trataba, lo contrario a Kaito, quien le
dio igual de quien se trataba. Ran le sonrió dulcemente y dejó su pequeño bolso
sobre el mesón de aquella mesera, que no era cualquier persona, era el máximo
de meseros del restaurante, alguien que coordinaba a los demás.
-Aoko, ¿pero qué haces aquí?- preguntó Ran, sorprendida y
feliz al haberla encontrado precisamente en ese lugar.
-Te dije que tenía un nuevo empleo, Ran.- contestó Aoko,
entusiasta y sonriente como siempre. Levantó la mirada y se dio cuenta que su
acompañante era nada más ni nada menos que Kaito Kuroba. –Hola Kaito,
¿cómo va
todo?
-Excelente, gracias por preguntar.- respondió casi de
inmediato, sonriendo, pero sin tener mayor intención de querer hablar con ella.
-Bueno, pensé que vendrías con Shinichi, pero… bueno.- miró
atentamente la fina libreta que estaba sobre el mesón y volvió a mirar a ambos
chicos. –Bueno, síganme.- les ordenaba la pequeña Aoko, sin dejar de sonreír.
Ella iba caminando y les indicaba donde podían sentarse. A Ran le causó mucha
impresión que una de sus mejores amigas trabajase allí ya que ese restaurante
era muy fino, y muy difícil de entrar.
Aoko los dejó hasta una mesa para dos personas, que por
sorpresa se encontraron con más amigos. Bueno, solo amigos de Ran. Nada más ni
nada menos que Kazuha y Heiji en la misma mesa con sus padres.
Esperen… ¿Heiji
Hattori junto a Kazuha Toyama en la misma mesa, sin ni un accidentado? Algo
raro había aquí, se decían para sí mismos: Kaito, Aoko y Ran. Los tres chicos
saludaron calurosamente a los miembros que estaban en la mesa, y rápidamente se
sentaron en su propia mesa. Aoko recibió las órdenes de ambos y se fue a
pedirlas, volviendo a trabajar. Ran y Kaito hablaban muy cómodos entre sí, y
todo iba bien hasta que de repente, Kazuha y Heiji se sientan al lado el uno
del otro. Kazuha a un lado de Ran y Heiji a un lado de Kaito. Ambos chicos se
miraron extrañados y en cuanto quisieron preguntar qué pasaba, ambos se
adelantaron.
-¡Ran, ven, vamos al baño!- le exigía Kazuha a su mejor
amiga, tironeándola del brazo para que saliera rápidamente.
-Kaito, amigo mío. Tengo que hablar contigo en privado.-
decía Heiji también, muy agitado, sacudiéndolo a todos lados. Esto incomodaba a
Kaito, sobre todo por el hecho de que él con Hattori nunca habían sido amigos.
-Bien, pero espera.- respondió Ran, tomando su cartera y
tomando la mano de Kazuha para poder ir al baño.
Pero de inmediato Ran cambió
de parecer y quiso ir a dejar el bolso en manos de Kaito. Pero en cuanto volteó
a ver hacia atrás, su corazón se rompía poco a poco cuando vio a Shinichi con
Shiho en la recepción del restaurante, junto a Aoko, quien se veía que los
atendía.
Ran se tardó un momento en reaccionar, pero lo primero que
hizo cuando volvió a tomar la noción del tiempo fue mirar decepcionada a la
pareja y negar con la cabeza, lentamente. –Así que por esa razón iba a estar
ocupado esta noche.- decía en susurro, mientras que Kazuha miraba triste a Ran.
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